El rey de los Belgas

Sinopsis

El título de Rey de los Belgas (en francés: Roi des Belges, en neerlandés: Koning der Belgen, en alemán: König der Belgier) es una distinción honorífica reservada para los monarcas que ocupan el trono de Bélgica. Es importante destacar que no se utiliza la denominación de rey de Bélgica, y que el papel del monarca incluye el ejercicio del poder ejecutivo federal en colaboración con el Gobierno del país.

La historia de la monarquía belga se remonta a la Revolución belga de 1830, la cual marcó el inicio de la independencia de Bélgica frente al dominio neerlandés, al que había pertenecido como parte de los Países Bajos desde 1815. Tras la instauración de un gobierno provisional, en noviembre de 1830 se constituyó un Congreso Nacional que optó por establecer una monarquía constitucional mediante la redacción de la Constitución belga de 1831.

En un principio, la corona belga fue ofrecida a Luis de Orleáns, hijo de Luis Felipe I de Francia, pero este rechazó la oferta. Ante esta situación, se designó una regencia liderada por Erasmo Luis Surlet de Chokier a la espera de un candidato adecuado. Finalmente, el príncipe alemán Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Saafeld, quien había estado casado con la princesa Carlota Augusta, heredera al trono británico, aceptó la corona belga en 1831 y se convirtió en el primer rey de Bélgica tras prestar juramento ante la Constitución el 21 de julio, fecha que desde entonces se celebra como día nacional en el país.

La independencia de Bélgica fue reconocida por las potencias europeas tras la Revolución belga, aunque el rey Guillermo I de los Países Bajos intentó infructuosamente restablecer su dominio sobre el territorio belga mediante una invasión en 1831. La intervención de Leopoldo I como monarca legítimo fue finalmente ratificada en el Tratado de Londres de 1839, consolidando así la independencia de Bélgica.

La monarquía belga se rige bajo un sistema constitucional hereditario, donde el rey, siendo irresponsable de sus actos, requiere del refrendo de un miembro del Gobierno para validar sus decisiones. Además, sus atribuciones emanan de la Constitución, a la cual presta juramento de fidelidad. El monarca actúa como garante de la unidad y la independencia del país, ejerce como representante de Bélgica en el ámbito internacional y ostenta la máxima autoridad sobre las Fuerzas Armadas belgas.

A pesar de su posición neutral en temas políticos e ideológicos, cabe destacar un acontecimiento relevante en la historia reciente de Bélgica, cuando en 1990 el rey Balduino se negó a promulgar una ley de despenalización del aborto por motivos religiosos. Ante esta situación, el Gobierno invocó el artículo 82 de la Constitución, que estipula la incapacidad temporal para reinar del monarca, asumiendo así la Regencia para poder llevar a cabo la aprobación de la ley.

A lo largo de la historia belga, se han registrado tres periodos en los que se ha establecido una Regencia:

- (1790-1865) - (1835-1909) - (1875-1934) - (1901-1983) - (1901-1983) - (1930-1993) - (1934-) - (1960-)

Bélgica, país multilingüe, reconoce tres lenguas oficiales: francés, neerlandés y alemán. Los monarcas suelen hacer uso de sus nombres tanto en francés como en neerlandés, mientras que en alemán se utilizan las variantes francesas, reflejando así la diversidad lingüística y cultural de la nación belga.

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Cartelera - Cines

'El rey de los Belgas' está en la cartelera de estos cines:

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Tel. 931 18 45 31

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