Plaza de la Virreina

La Plaza de la Virreina ocupa los terrenos donde se alzó el palacio de veraneo del virrey Manuel de Amat y Junyent, propietario, también, del Palau de la Virreina en La Rambla de Barcelona.

Tres años después de contraer matrimonio, el virrey murió en 1782, heredando sus palacios su joven esposa, María Francesca Fiveller de Claresquí y de Bru, de los que hizo uso hasta su fallecimiento. En el siglo XIX, esta propiedad pasó a las Hermanas Dominicas, quienes la convirtieron en residencia y hogar para hijos de obreros de la Villa de Gràcia, conservándose actualmente, únicamente parte de la antigua casa de los masoveros.

En 1878, el arquitecto Josep Artigas urbanizó los jardines del palacio de la Virreina en Gràcia, dando forma a la plaza que conocemos hoy y que tomó el nombre de Plaza de la Virreina en recuerdo a su moradora más ilustre. El resto de los terrenos, se fueron vendiendo a diferentes propietarios que los urbanizaron en diferentes fracciones, con edificios de vecinos alrededor de la plaza. Todo esto a excepción de su lado colindante con la calle Astúries, donde encontramos la Iglesia de Sant Joan de Gràcia construida por iniciativa popular, en 1884.

Esta iglesia fue diseñada por el arquitecto Magí Rius, con la colaboración de Antoni Gaudí en el oratorio, según investigaciones de Josep Maria Tarragona. La iglesia, de construcción sencilla, pero con elementos modernistas en su interior, es muy popular en Gràcia y un símbolo de esta plaza.

Además de la Iglesia de Sant Joan de Gracia, otro elemento destacado de la plaza de la Virreina es la escultura de Josep Maria Camps, Ruth.

Actualmente, la Plaza de la Virreina se ha convertido en una de las plazas emblemáticas de Gràcia, donde la historia del barrio se entrelaza con la vida contemporánea y una rica actividad social, creando un espacio único que atrae a residentes y visitantes por igual.

El encanto pintoresco de la Plaza de la Virreina, con comercios locales y terrazas animadas, la convierten en un punto de encuentro en Gràcia habitual para vecinos, familias y amigos, ofreciendo un refugio tranquilo en medio del bullicio de Gràcia, y un espacio privilegiado para muchos de los eventos culturales y sociales que a menudo tienen lugar en esta entrañable plaza del barrio de Gràcia.

A pesar de su proximidad a calles principales como la calle Verdi, Torrent de l’Olla, Astúries o la siempre concurrida Plaza del Diamante, a pocos pasos de aquí,, la plaza mantiene una sorprendente tranquilidad, incluso los fines de semana, cuando se suele llenar de visitantes que ocupan los tres bares con terraza de la plaza de la Virreina para hacer el vermut en Gràcia, saborear un buen café o para compartir una copa por la noche justo antes de disfrutar de cualquier buena película en los Cines Verdi Barcelona y Verdi Park, a escasos metros de la Plaza de la Virreina.